Sunday, July 03, 2016

Hay gente que quiere llenar el mundo de canciones tontas




1 – Los libros de ayer

Los dos posts anteriores en SS.II eran acerca de libros de ensayos. “Eros” hablaba de la música en partes y “Ruidos” a lo largo de toda la obra. Pero estos libros de ayer trataban con la música como un telón de fondo para pasar a hablar de otros menesteres, tales como la sociedad, las políticas, las relaciones afectivas, los medios, las formas de la individualidad, etc. Poco o nada se refieren estas obras al placer sonoro de escuchar música, al concepto de porque nos gustan las canciones que nos gustan o de qué manera nos gustan. Paso a detallar.

2 – Y en detallar estoy

Hace poco me puse a revisar un DVD de videos de los ochentas que me copie de un DVD de mi amiga Paula. El disco trae 100 videos. Hay que recorrerlo casi entero para poder encontrar en el puesto número 92 a Kylie Minogue con su canción “I should be so lucky” y al puesto número 97 para dar con Erasure haciendo “A Little respect”. Estas dos canciones están entre mis favoritas de ese DVD. De hecho la de Erasure aparece en las Fonolas en el puesto 1300, no así la de Minogue, que creo que no la tengo en ningún formato de audio. Son dos brillantes canciones tontas. ¿Cómo? Sí, lo que leíste. Y si me gustan tanto, ¿porque las califico de “tontas”? Porque estuvieron de moda, porque la radio FM las difundió para mantenerme entretenido, porque no hay canon, al menos hasta donde yo sé, que diga que estas son dos grandes canciones, de esa clase de canciones que uno gusta en nombrar para mostrar que somos gente con gusto refinado, exquisito. Desde cierto paradigma está “mal” que te gusten estas canciones. “Porque son comerciales, porque son para minitas, porque los que cantan son putos, porque la que canta es la clásica rubia hueca a la que le componen canciones otros” (las voces infames del público cerrado de rock). Pero ¿cómo te explico? Tienen algo…

3 - ¿Qué dice ahí?

El placer que yo encuentro en estas dos fabulosas canciones no está precisamente en las letras de las mismas, está en la forma de cantar, está en esas fantásticas vocalizaciones, la música de las voces. Son celebración, me suenan a optimismo, me llenan de alegría. Puede que sea algo un tanto “descerebrado” pero no me importa un carajo. Me gustan mucho. Hay algo en esas melodías, en esos ritmos, que me da un goce físico y psíquico que casi nada más en este mundo me da. Yo necesito de canciones así cual si fuesen aire que respirar.

4 – Las imágenes promocionales

Los videos también tienen su atractivo. En “I should be so lucky” podemos ver las caras que pone la hermosa Kylie mientras hace el playback de su canción. En aquellos tiempos (1988) ella tenía 20 años y en la pantalla incluso por momentos parece aun más joven. En el caso del dúo tecno pop, ellos deciden graficar lo que dice la letra de manera irónicamente literal. Por ejemplo cuando cantan: “I’ll be forever blue” aparecen ambos de perfil iluminados por la luz azul, en un ingenuo juego de palabras con los dos significados de “blue”: azul y triste (“Estaré por siempre triste”, “Estaré por siempre azul”).

5 – Pero más allá…

De todas esas imágenes en la pantalla, está la maravilla de todos los juegos de sonidos, de todas las notas que cantan esas voces. Hagan la prueba de abandonar por un rato sus prejuicios y déjense encantar por esos ganchos melódicos, por esas canciones pegadizas y pegajosas. Por la manera de enganchar un verso con el siguiente. Cuando se cuelgan por un instante más largo de lo esperado en una nota, en una palabra, en una vocal, para más adelante cantar palabras deprisa.

6 – Y por otro lado

¿No queda uno como un tonto al hablarles a los amigos de cosas tales como “el sonido del primer disco de Los Redondos”? ¿Por qué será que ningún otro disco de esta banda suena tan milagroso como el primero? ¿Y me resultaría milagrosa esa forma de sonar si todos los otros discos de Los Redondos sonasen igual al primero? ¿Por qué me parece sentir un cosquilleo eléctrico en el cuerpo cuando escucho esas tres notas de piano al comenzar el minuto uno en la canción “We still got the taste dancing on our tongues” de Wild Beasts (disco “Two dancers” de 2009)?

Sentir tanto placer al escuchar música nos deja ante los demás como tarados. Como alguien que le da relevancia a cosas que parecen no tenerlas. Al sentirnos más propensos a escuchar, terminamos sonando mal, como idos, como patéticos fronterizos que parecen balbucear antes que hablar. Pero necesitamos la música y no la vamos a dejar. Porque nos proporciona un goce que nada más lo da. Y la vida sin goce y disfrute no es vida. No lo es para nada.

7 – Dadaaa Dadadaaa Dada Dadada

¿Ves que quedo como un pelotudo transcribiéndote el riff de guitarra de la canción “(I can’t get no) Satisfaction” de los Rolling? Pero es gracias a ese riff que uno se engancha con la canción, gracias a la forma de cantar de Jagger. Después uno lee por ahí que “era un canto rebelde de la juventud de los sesenta” y blablablá. Y ese extra de la cultura de los jóvenes ingleses en los sixties le agrega algo a la escucha pero no suprime el placer primero, el que no viene con palabras, el que viene con sonidos.

8 – Los curadores

A principios de este año me preguntaba porque el disco de Jlin llamado “Dark Energy” había sido elegido número 1 en la revista Wire, siendo que yo no lo sentía tan así, tan bueno. También me preguntaba porque el disco de Deradoorian llamado “The expanding flower planet” había sido casi completamente ignorado en las listas de lo mejor del año de todas las publicaciones, siendo que yo siento que es un discazo. Pero el problema no es lo que ellos digan, el problema está en cómo elijo escucharlos. No necesitamos curadores que nos señalen que está bueno de indagarse y que no. Ellos tienen el derecho a opinar, yo tengo el derecho a elegir qué opinión me parece pertinente y cual no. Porque estamos en esto de escuchar música por puro placer.

9 – Y nomas así las cosas parecen ser

Hay gente que quiere llenar el mundo de canciones tontas. La última canción re tonta que encontré fue “El taxi”, esa de Osmani García con Pitbull. Me parece fascinante con todo lo burda o chabacana que pueda parecer. Porque, una vez más, no se trata de la letra, sino de sonoridades. Yo conté ayer y cuento hoy y contare mañana con el quehacer de esos compositores de basura para sentirme contento o alegre o feliz en ocasiones. Porque me gusta un montón de música pero no todas esas músicas me gustan por las mismas razones. Y ellos van a contar con mi compañía, con mi voz de garrafa oxidada para cantar.

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