Sunday, June 26, 2016

Jacques Attali – Ruidos Ensayo sobre la Economía Política de la Música


1 – Marco bibliográfico: Edición original en francés en el año 1977. Traducido al español y publicado en 1995 por Siglo Veintiuno Editores (México).

2 – Mi historia con este libro

Lo conseguí en la Feria del Libro el 24 de abril de 1999 y, por fin, termine de leerlo el 29 de marzo de este año (¡y no es que sea tan largo! Je). Lo vi citado por varios críticos de rock a lo largo de estos 17 años. Yo solo recuerdo hoy puntualmente dos casos: una nota en un número usado de la revista inglesa Wire del año 2000 que conseguí en febrero de 2002 y una columna de opinión de Pablo Schanton para Los Inrockuptibles de enero de 2006. También recuerdo que alguien lo citó en algún Suplemento Sí de Clarín pero no recuerdo ni quien fue ni cuándo.

Durante todo este tiempo creo haber comenzado su lectura en unas cuatro ocasiones y nunca superaba las primeras 30 páginas, en un libro de 218. Este año me propuse empezarlo y terminarlo de una buena vez. Y me lleve una sorpresa mayúscula: ¡faltaban 16 páginas del libro, desde la página 81 hasta la 96! ¡Me vendieron un ejemplar mal impreso! Y por esta razón tuve que surfear la net para buscar alguna versión en PDF de este libro y la pude conseguir, pero en una traducción inglesa del original. Este archivo PDF me ayudó a completar la lectura y me ayudó a entender mejor ciertas traducciones al castellano que no me parecieron del todo acertadas: por ejemplo usar la palabra “cambio” cuando hubiese sido mejor recurrir a la palabra “intercambio”.

3 – Lo que creo haber entendido (¿Por qué dudo tanto?)

Attali dice que la música es un mensaje cifrado de algún futuro por venir. Pero, como buen economista, habla mucho más de las relaciones sociales de productores y consumidores de música que de la música en sí. No es un punto en contra, todo depende de lo que cada lector espera encontrar en su lectura de algún libro. Pero parece que yo quería encontrar otra cosa que el libro nunca me prometió que iba a tratar. Puede que por esto mismo yo dilate exageradamente la lectura completa de esta obra. El autor habla, en un comienzo, de sacrificio. La música ritualiza y sublima la violencia esencial en la vida social humana. Luego habla del período de la representación, en donde la música, y la manera de componerla y la manera de ejecutarla, representan algún tipo de voluntad social, la idea de un mundo y no de otros. Luego habla de la repetición, del almacenamiento del registro sonoro para su repetición. Finalmente vaticina alguna forma de futuro en la composición, era en la cual cada persona toma la música para su propia expresión, dejando atrás todas las otras etapas al recombinarlas a voluntad sin inscribirse particularmente en ninguna. Sería algo así como autarquía sonora que nació de cierta autarquía política.

4 – El carnaval y la cuaresma

En la tapa del libro figuran dos personajes extraídos de un hermosísimo cuadro de Pieter Bruegel el viejo que se llama “El Combate de Carnaval y Cuaresma”. El carnaval: la fiesta lujosa y lujuriosa de la carne, propiciada por el diablo que luego es seguida por la penitencia de la cuaresma, una ceremonia frugal del alma que está enlutada por los excesos de ayer y por la muerte del mejor de los hijos. Esta es la violencia, la lucha entre la carne pecaminosa y el alma celestial. “La Fiesta y la Penitencia, la Violencia y la Armonía (…) Armonía y Disonancia. Orden y Desorden.” (Página 36). “La batalla entre los dos caracteres sociales fundamentales: la Norma o la Fiesta.” (Página 37). Y una cita más, un poco descolgada de este contexto pero bueh: “Cuando el poder quiere hacer olvidar, la música es sacrificio ritual, chivo expiatorio; cuando quiere hacer creer, ella es puesta en escena, representación; cuando quiere hacer callar, es reproducida, normalizada, repetición. Anuncia así la subversión del código en vigor y del poder en devenir, mucho antes que se establezca.” (Página 34, las bastardillas son del original).

El autor ve en la música el mensaje del futuro y ve en su presente al Capitalismo y al Marxismo como macro sistemas vetustos, que serán reemplazados por formas de organización social innovadoras, nunca antes ensayadas. Ya estamos en el 2016 y el futuro aun no llegó. Y si el futuro llegó hace rato, justo llegó el que yo menos esperaba.



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