Wednesday, September 14, 2011

The Wilhelm Scream


Otro relato inconexo para combinar con una canción deliciosa. Comenten que les pareció la mezcla!! Nos vemos!!

Vos me dijiste que cuando crecíamos se nos moría el corazón. Yo estaba solo y te miraba obsesivamente. Te perseguía. En cada sombra parecía quedar el perfume del ánima. Como yo, vos tampoco hablabas con nadie. Parecías siempre aburrida. Yo que podía saber, sabía que soñaba. Ahora se que caigo y caigo. ¿Qué puedo saber? ¿Qué voy a poder llevarte? Lo que vos me dijiste se me grabó en la coraza seca de mi cabeza, está tatuado con otros secretos. Me rasco la cabeza tratando de raspar y sacar recuerdos terribles. No me molesta más llevar mi corona, no la escondo más. Aprendí a cuidarme de mi rabia y me estremezco recordando ecos de tu voz. Lo que yo escuche de lo que vos me dijiste. Lo bien y mal que escuchaba. Lo bien y mal que escucho hoy. ¿Dónde quedo ese que no envidia a nadie, que no ambiciona nada, que no debe obediencia a ninguno? Estoy hundido en la melancolía de la canción pero sé bien como se ubican los papeles. Vos no eras mi heroína, se suponía que nos íbamos a acompañar, pero las cuentas no cerraban y cada cual se quedo en un amargo balance en soledad. Cada cual bebiendo su propio alcohol. Nos vestíamos mal a propósito, para llamar la atención. Porque éramos basura, gente barata. La perdedora y el perdedor, como esos volantes en el piso, todos pisoteados. ¡Que maravilla era ser así de trágicos! No nos pudimos dar cuenta que el tiempo se aproximaba tan solo para embrujarnos una vez más. Y, así, de este modo, sin querer, una primera noche nos unió y un último día nos separó. Todo como en aquella canción en la fiesta total que embriagaba. Hoy estoy cayendo, cayendo, cayendo… Mañana voy a levantarme para que ella me llame: Paz.

Canción: The Wilhelm Scream de James Blake

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